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La exposición "Fábrica y barrio: San Jerónimo en el proceso de construcción democrática" permenacerá abierta al público hasta el 30 de mayo en el Monasterio de San Jerónimo

  • Realizada con documentos del Archivo Histórico de CCOO de Andalucía y de otros archivos, ha sido organizada por la Fundación Memoria y Futuro del Trabajo en colaboración con la Unión Provincial de Sevilla y el Ayuntamiento de Sevilla

05/04/2024.
Inauguración exposición San Jerónimo - intervención de protagonistas

Inauguración exposición San Jerónimo - intervención de protagonistas

El pasado martes 9 de abril de 2024, se inauguró la exposición "Fábrica y barrio: San Jerónimo en el proceso de construcción democrática", con ella queremos expresar que frente a la dictadura franquista, que perseguía ferozmente cualquier disidencia, la lucha obrera por los derechos se alzó en los centros fabriles y se irradió a los barrios donde se ubicaban. Unos y otros espacios compartieron un mismo proceso de conquista de las libertades y en favor de la dignidad.

Dicha exposición, que ha sido confeccionada con documentos del Archivo Histórico de CCOO de Andalucía y de otros archivos, ha sido organizada por la Fundación Memoria y Futuro del Trabajo en colaboración con la Unión Provincial de Sevilla y el Ayuntamiento de Sevilla. La exposición permanecerá en el Monasterio de San Jerónimo (Sevilla) desde el 9 de abril hasta el 30 de mayo de 2024.

En la inauguración, además de las intervenciones de Carlos Aristu, secretario general de la UP de Sevilla, y de Sara de los Reyes, presidenta de la Fundación Memoria y Futuro del Trabajo, intervinieron varias vecinas y vecinos de San Jerónimo que fueron protagonistas de los hechos narrados en la muestra.

Texto introductorio de la exposición:

"Frente a la dictadura franquista, que perseguía ferozmente cualquier disidencia, la lucha obrera por los derechos se alzó en los centros fabriles y se irradió a los barrios donde se ubicaban. Unos y otros espacios compartieron un mismo proceso de conquista de las libertades y en favor de la dignidad.

A pesar de tomar el nombre del monasterio fundado en el siglo XV, la ocupación de esta zona no comenzaría hasta el último tercio del XIX, a raíz de la construcción del trazado ferroviario y la ubicación del empalme de compañías férreas (MZA y Andaluza) y de la estación adyacente. En su entorno fueron surgiendo talleres de reparación de ferrocarril, de máquinas de vapor, almacenes de mercancías o depósitos de carbón. Durante las primeras décadas del siglo XX fue creciendo, a lo largo del trazado ferroviario, una zona industrial con fábricas de explosivos, abonos, pinturas, vidrios, losetas, etc. Hacia el final de la guerra civil se estableció la ISA (Industrias Subsidiarias de Aviación), que producía componentes para las industrias aeronáutica y de automoción. En 1965 fue adquirida por FASA-Renault cuando contaba con una plantilla de 800 trabajadores y trabajadoras. Una amplia zona industrial que concentró a un buen número de trabajadoras y trabajadores cuyos derechos laborales eran negados por la dictadura.

San Jerónimo se pobló con gente venida de asentamientos chabolistas, de antiguos corrales de vecinos o del medio rural. Al pequeño grupo de viviendas de autoconstrucción que fueron apareciendo en torno al monasterio, se sumaron otros asentamientos improvisados cercanos a los centros fabriles, como la Papachina o el Higuerón, así como algunas viviendas para trabajadores del ferrocarril. En 1960, con la construcción de 1.600 viviendas del Patronato de Casas Baratas, de entre 30 y 40 metros cuadrados, en los terrenos del Cortijo de Tercia, la morfología del barrio acabó de configurarse. Sin urbanizar ni asfaltar, sin agua potable ni alcantarillado, sin alumbrado público ni servicio de recogida de basuras, sin centro médico ni centros educativos, etc., todo estaba por hacer.

La población de San Jerónimo fue adquiriendo una fuerte identidad de clase que surgió de las reivindicaciones laborales y se retroalimentó de las vecinales. Tanto en ISA como en los Talleres de RENFE, jóvenes antifranquistas, militantes del PCE o de las organizaciones cristianas de base, organizaron las Comisiones Obreras desde los primeros años de la década de 1960, sufriendo en muchos casos detenciones por parte de la Brigada Político y Social, torturas en comisaría, procesos ante el TOP y penas de cárcel. A las luchas de la clase trabajadora por las condiciones de trabajo se unieron posteriormente las protagonizadas por el vecindario en demanda de servicios e infraestructuras elementales para el barrio; y todas esas batallas, protagonizadas por vecinos de San Jerónimo, con gran protagonismo de sus mujeres, y trabajadores de sus industrias, fueron deviniendo en reivindicaciones políticas

La población de San Jerónimo se fue convirtiendo en un sujeto político que se organizó civilmente, que fomentó la participación ciudadana en asuntos públicos, especialmente de las mujeres, que mostró solidaridad con colectivos de iguales, que aprendió a exigir y reivindicar, a crear plataformas ciudadanas o a ensayar prácticas democráticas de reunión, asociación y manifestación.

En definitiva, una población impregnada de una fuerte identidad de pertenencia a la clase trabajadora, que se manifestaba en acciones de solidaridad con trabajadores y trabajadoras de fábricas y barrios entonces lejanos, que empujó en la consecución de los derechos y las libertades más elementales negados por el franquismo y evidenció que la construcción de la democracia sólo era posible con la participación de la propia clase trabajadora. Una población que aprendió que la acción colectiva y solidaria es la única vía para conseguir los derechos básicos fundamentales".